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El Peligro de la Apologética por Mark Spence

Yo soy un “presuposicionalista”, lo cual significa que yo presupongo (doy por hecho) la existencia de Dios y argumento desde esta perspectiva para demostrar la validez del cristianismo.

Esta posición igualmente presupone la veracidad de la Biblia y cree en la eficacia y poder del Evangelio para cambiar vidas (Rom. 1:16), y estoy a gusto con esta posición.

Rom 1:16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.

En las Escrituras, vemos que el no creyente es pecador en su mente (Rom. 1:18-32) y es incapaz de entender las cosas espirituales (1 Cor. 2:14). Esto significa que no importa cuán convincente sea la evidencia, o cuan buena sea la lógica, un incrédulo no puede llegar a la fe porque su naturaleza caída distorsionará la manera en que percibe la verdad.

1 Co 2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Lo único que puede cambiarlo es Dios, a través de la regeneración. Para este fin, busco simplemente permanecer fiel a la cosmovisión cristiana y confío plenamente en que las suposiciones de la persona cambiarán una vez haya nacido de nuevo. Cuando defiendo la postura cristiana con la argumentación presuposicional, la cosmovisión contraria es reducida al absurdo. Como Greg Bahnsen una vez dijo:

“No es nuestro trabajo abrirle el corazón a la gente, nuestro trabajo es cerrar sus bocas.”

Es muy importante concentrar nuestra apologética alrededor del evangelismo y el Evangelio.

El evangelismo naturalmente nos llevara a adentrarnos en la apologética; dando una defensa de la fe, pero debemos volver nuevamente al Evangelio.

Esto indica que la apologética no es simple y llana “materia intelectual” es un asunto serio de vida y muerte, mejor dicho, vida eterna y muerte eterna.

Greg Bahnsen dijo

“El apologista que no tiene en cuenta la naturaleza evangelizadora en su argumentación es cruel y orgulloso a la vez.”

Cruel porque pasa por alto la tremenda necesidad de su oponente.

Orgulloso porque está más enfocado en demostrar que no comete fallas académicas, que en mostrar como toda la gloria pertenece al misericordioso Dios de toda verdad”.

Ahora, el evangelismo nos recuerda quienes somos (pecadores salvados por gracia) y que nuestros oponentes necesitan un corazón convertido, no simples proposiciones modificadas.

Yo amo la apologética, pero es mejor no ponerla por encima del Evangelio. Solo el Evangelio es poder de Dios para salvación.

Tyler Kenney dijo

“La apologética es valiosa, pero acarrea con sus propios peligros, puedes enredarte en conversaciones puramente intelectuales o en asuntos externos y nunca tocar el Evangelio. Está bien que hablemos con amigos que no son creyentes acerca de las dudas que estos tienen, pero nuestro intento de tratar de resolver sus preguntas sin establecer el Evangelio como fundamento no es bueno. Jesús debe establecer nuestro punto de partida para la evangelización”.

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